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Consejo: 3 errores que debes evitar al elegir el colchón adecuado

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Consejo: 3 errores que debes evitar al elegir el colchón adecuado

Esta es la compra decisiva que determinará la calidad de tu sueño. Y esto nos obliga a mantenerla durante varios años, ya que se recomienda actualizar las pertenencias de la cama cada 8 a 10 años. ¿Valdrá la pena tomar algunas precauciones? Aquí tienes tres errores que se deben evitar según la opinión de los expertos al elegir un colchón que mejor se adapte a tu figura y tipo de sueño.

Error 1: no probar el colchón antes de comprarlo

No hay fórmula mágica. Una cama cómoda garantiza un buen sueño. Pero el confort es subjetivo. La única manera de encontrar un colchón hecho para ti es probando varias modelos en condiciones reales, es decir, acostándote sobre ellos. Primero evaluarás su “aceptabilidad”, es decir, el grado de penetración. Cada persona tiene sus preferencias, pero para comprobar la elasticidad, introduce tu puño en el colchón: debe deformarse gradualmente. Luego comprueba su soporte moviéndote con el cuerpo: a veces acostado boca arriba, de lado o de vientre, como hacemos naturalmente durante el sueño: en promedio una persona cambia de posición unas 60 veces por noche. No te bases en una tecnología específica del colchón, sino únicamente en la sensación de comodidad que sientes. El colchón debe seguir y acompañar tus movimientos sin obligar a los músculos a esforzarse, causando despertares micro-irritantes y reduciendo así la calidad del sueño. También debe ser ergonómico para evitar zonas de ruptura, la principal causa del dolor en la espalda. Para asegurarte de que se ajusta perfectamente a tus curvas, realiza una prueba muy simple: acuéstate boca arriba y trata de meter la mano bajo la parte baja de tu cintura. Cuanto más difícil sea, mejor.

Error 2: no elegir el tamaño Queen si duermes en pareja

Si dormimos como pareja, probamos el colchón juntos y nos movemos durante la prueba para verificar si se ajusta a nuestro nivel de comodidad, como se indicó anteriormente, y también si ofrece independencia del sueño. Es decir, debe absorber la presión de cada cuerpo sin transmitir vibraciones, de lo contrario los movimientos de uno pueden interrumpir o incluso despertar al otro. Obviamente, el tamaño de la cama tiene importancia. Según los resultados de un estudio clínico realizado por la compañía Acticouple con sensores durante el sueño, es mejor elegir el tamaño “Queen” (160 x 200 cm) en lugar del tamaño estándar de la cama (140 x 190 cm): gracias a esta mayor anchura, el tiempo efectivo de sueño supera el 90% del tiempo que pasas en la cama, y el número de despertares nocturnos disminuye más del 25%. Todas las parejas reportan un aumento del confort de casi el 50% durante la noche. Si no tienes espacio suficiente para una cama Queen, puedes mejorar la independencia del sueño colocando un colchón común sobre dos camas individuales.

Error 3: seguir opiniones ajenas al elegir un colchón

Como ya mencionamos, no hay una tecnología mejor que otra. Cada una tiene sus características específicas. Por ejemplo, el colchón de látex no retiene más calor. De la misma manera, no sentirás el resorte en un modelo con ellos en la espalda. La altura del colchón no es un criterio absoluto. Los colchones con resortes suelen ser más altos porque están hechos de mayor cantidad de materiales; planifica al menos 25 cm. Pero no te bases en el número de resortes: es mejor centrarte en la calidad, con resortes en cojín, que en la cantidad. Para colchones de espuma de poliuretano, presta atención a la densidad: debe ser al menos de 30 kg/m³ para garantizar durabilidad y resistencia a la deformación. No compres un colchón únicamente porque tenga una cobertura antipulgas o antimicrobiana: los ingredientes utilizados para ello están actualmente bajo sospecha y es mucho más eficaz aplicar medidas adecuadas contra bacterias y ácaros: ventilando la habitación sin ropa de cama, protegiendo el colchón con una funda, y cambiando regularmente las sábanas. Por último, no juzgues un colchón por cómo se siente al sentarte en el borde: sea que parezca demasiado blando, nadie duerme al borde.