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Aislamiento del tejado con tus propias manos
Antes de abordar el tema del aislamiento de estructuras de techos, es necesario clasificarlos según su método de construcción y materiales utilizados. En general, los techos se dividen en inclinados y planos. A los techos inclinados pertenecen todas las variaciones de techos de un, dos o cuatro pendientes, así como techos a dos aguas, a mansarda y piramidales.
Un punto destacado son los techos planos con una pendiente no mayor al 5-6 %, utilizados principalmente en edificios industriales y comerciales, donde la funcionalidad prevalece sobre la estética.
Aislamiento de techos inclinados
El aislamiento de techos inclinados se realiza mediante la instalación de placas de aislamiento de lana mineral o mantas a base de fibra de vidrio o rocas basálticas en el espacio entre las vigas. Elementos complementarios de la estructura de techos inclinados son la película de barrera de vapor y la membrana hidro-aislante respirable. Estas protegen el aislamiento de la humedad excesiva, tanto desde el interior como desde el exterior.


En cuanto a la elección de la forma de material aislante para techos inclinados, cabe destacar que, dado que la integridad del aislamiento y la ausencia de juntas o puentes fríos son cruciales, en esta construcción se prefiere el material enrollado.
Sin embargo, las placas, aunque presentan más juntas transversales que pueden ser puntos débiles de la estructura, ofrecen un coeficiente de conductividad térmica ligeramente mejor que los materiales enrollados, lo que favorece su uso en techos inclinados. En la práctica, en esta construcción se utilizan ambos tipos de materiales.
Aislamiento de techos planos
La instalación de placas de lana mineral sobre techos planos se realiza sobre una pendiente previamente construida con hormigón celular o una capa de cemento y arena. Normalmente, el corte transversal de este tipo de techo incluye dos capas de placas de fibra de vidrio o basalto. La primera capa (inferior) tiene una densidad entre 60 y 90 kg/m³ y una resistencia a la compresión de unos 20 kPa, y cumple la función principal de aislamiento térmico. Su volumen en el conjunto total de aislamiento es significativamente mayor que el de la capa superior (2 a 3 veces más).
La segunda capa, colocada sobre la primera, tiene una densidad de 120 kg/m³ o más y una resistencia a la compresión de 60 a 70 kPa. Su función principal es proteger la capa inferior de daños mecánicos. Durante la operación de techos planos, las placas de fibra de vidrio, que sirven de base para el revestimiento hidro-aislante, soportan cargas de nieve, además de ser caminadas por personas (personal de mantenimiento que realiza servicios necesarios de equipos, a menudo instalados específicamente en techos).
Cualquier daño a la integridad estructural de la lana mineral provocará inevitablemente la falla del material hidro-aislante en ese mismo lugar, lo que conlleva filtraciones, daños en el revestimiento interior y costosas reparaciones.
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