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Calefacción de una casa de campo por ti mismo

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Contrariamente a la creencia común entre muchos propietarios de propiedades rurales, la elección de un sistema de calefacción para una villa no tiene como único objetivo mantener una temperatura cómoda en invierno. Igualmente importante es el costo de calefacción. La misma temperatura en el interior se puede mantener quemando volúmenes diferentes de combustible, lo que se traduce en diferencias en la factura de gas o electricidad.

Si has decidido instalar la calefacción en tu casa de campo por ti mismo, este artículo es para ti. A continuación, examinaremos los componentes principales de los sistemas de calefacción, sus tipos y ventajas, así como las particularidades de la instalación. También veremos formas de reducir los gastos de calefacción incluso durante la etapa de instalación.

¿Qué compone un sistema de calefacción?

En esencia, un sistema de calefacción para una casa de campo consta de una caldera —el componente principal generador de calor—, una red de tuberías por las que circula el fluido térmico, y radiadores en cada habitación. En algunos casos, también pueden incluirse una bomba de circulación y un depósito de expansión. Hace solo cinco o siete años, era inconcebible un sistema básico sin estos dos elementos. Hoy en día, la mayoría de las calderas modernas ya incluyen una bomba de circulación y un depósito de expansión, hacia el que el fluido se desvía cuando aumenta la presión.

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El segundo elemento clave es la tubería fabricada en polipropileno reforzado o acero negro. A través de ellas circula el fluido térmico por toda la vivienda. En cada habitación, desde la tubería principal se organizan salidas mediante codos para conectarse a los radiadores. El sistema de calefacción puede instalarse según un esquema de colector o según el sistema «Leningrado» —sin retorno.

Los radiadores se fabrican en tres tipos principales: de fundición, aluminio y bimetálicos. La elección depende de la calidad del agua y de la presencia de hierro u otros metales. Si el agua es relativamente limpia y libre de impurezas, se pueden usar los más económicos radiadores de aluminio. Si, por el contrario, el agua contiene muchos metales, conviene evitar reacciones químicas y corrosión, por lo que es mejor optar por radiadores bimetálicos o de fundición. La eficiencia térmica de los diferentes tipos también varía. En promedio, el número de secciones por metro cuadrado oscila entre 0,5 y 0,8 secciones/m².

Guía rápida de instalación

La instalación del sistema de calefacción siempre debe comenzar con la colocación de la caldera, más concretamente con su conexión. En calderas de suelo, esto es especialmente importante, ya que el punto de salida debe estar por debajo del punto de retorno del ciclo de retorno del fluido térmico.

Para organizar el canal principal por el que fluirá el fluido, necesitaremos tubos de polipropileno de 32 mm de diámetro. Asegúrate de que sean tubos específicos para calefacción, reforzados con aluminio o fibra de vidrio, y que soporten temperaturas del fluido térmico hasta 80–90 °C. De lo contrario, quedarás sin calefacción ya al principio del periodo frío —los tubos comunes no soportan temperaturas superiores a 60 °C.

Los tubos de calefacción se pueden colocar a lo largo de la pared sobre soportes redondos del mismo diámetro. Si la pared tiene revestimiento de pladur o estructura de marco, los tubos pueden ocultarse dentro —bajo el revestimiento o entre las vigas del marco. En este caso, debes prever previamente en el revestimiento agujeros para las salidas de montaje de los radiadores de 35 mm de diámetro o ligeramente más (según el diámetro del tubo utilizado).

Desde la tubería principal, debes realizar conexiones para los radiadores. Lo más conveniente es usar codos, colocando una válvula esférica antes y después del radiador para poder retirar cada bloque de secciones sin detener todo el sistema. Las conexiones se hacen con tubos de menor diámetro (por ejemplo, 25 mm) que la tubería principal, aprovechando la diferencia de presión para asegurar que el fluido térmico pase obligatoriamente por las secciones del radiador, y no lo evite.

Después de recorrer todos los espacios del hogar y realizar las salidas para los bloques de secciones, debes regresar al punto de inicio, es decir, a la caldera. La mayoría de las calderas tienen salidas y entradas de ¾ pulgadas para tubos de calefacción, que se conectan mediante juntas de transición de plástico a metal.

Una vez finalizada la instalación de tuberías, solo queda colgar los radiadores en su lugar y conectarlos mediante juntas roscadas al sistema. Para 5–6 secciones, normalmente se necesitan 2 soportes; para más secciones, 3 o 4 soportes (1 soporte por cada 3 secciones).

Cómo ahorrar en calefacción del hogar

Existen muchas formas. Aquí tienes las más sencillas:

  • Aumentar el número de radiadores. Los gastos para aumentar el número de secciones en un 20–30 % son relativamente bajos, pero el área de transferencia térmica aumenta significativamente. Así, para alcanzar una temperatura cómoda, el fluido térmico necesita calentarse menos que con el número calculado de secciones, reduciendo así el consumo de gas o electricidad.
  • Reducir el volumen del sistema. Si se sustituyen los radiadores tradicionales por modelos modernos de litio-bromuro, cuyo volumen de fluido es tres veces menor, el volumen total del sistema puede reducirse entre un 30 y un 40 %, lo que significa que la caldera calentará mucho menos agua, lo que también genera un ahorro económico.
  • Instalar una bomba de circulación adicional. La velocidad de circulación del fluido aumenta, por lo que el fluido recorre todo el hogar más rápido, se enfría más lentamente, y se gasta menos energía para volverlo a calentar.