Más cerca de la naturaleza: cómo una familia encontró su hogar de sus sueños

"Trabajamos tanto como los monjes, pero sin tanta disciplina", dice Natalie riendo, y no es una exageración. Para convertir un antiguo monasterio benedictino en un hogar privado se necesitan muchos esfuerzos y, lo más importante, la certeza de que no es un trabajo en vano, sino una aventura."

Todo comenzó cuando Reinhard y Natalie, típicos cónyuges alemanes con dos hijos y su propia casa en los suburbios de Múnich, comenzaron a soñar con algo mayor. Primero con una hija y luego con una nueva casa, no solo más grande en tamaño, sino también más interesante, que abriera nuevas perspectivas.

Ese deseo inquieto los llevó al antiguo monasterio benedictino, construido hace cien años y puesto en venta como un objeto arquitectónico innecesario, desgastado e irrelevante.

Los cónyuges valoraron la ubicación del monasterio, su cercanía al lago Ammer en Baviera Alta y la atmósfera romántica general; incluso había una capilla con altar que finalmente dejaron intacta. Y fue lo correcto. Como resultó más tarde, en la capilla se celebraron varias bodas. Natalie y Reinhard esperan que algún día sus propios hijos estén frente al altar familiar.

Los nuevos dueños del edificio decidieron no limpiarlo de las huellas que dejaron los anteriores habitantes. No solo el altar, sino también las pinturas, las estatuas y hasta la antigua vajilla —todo encontró su lugar en la casa. Desde que la familia se mudó allí, nacieron dos hijos, Betsy y Tony, y ellos ven la vida en el monasterio benedictino como una gran aventura.

Natalie dice que es divertido: "Los otros niños juegan de policías y ladrones, pero nuestros juegan de monjes". Probablemente porque ser monje es más interesante. Y el trabajo sí existe: recolectar hierbas en los campos, a partir de las cuales los monjes elaboraban el famoso licor Benedictine. Se sabe que se necesitaban 27 hierbas para su elaboración, y hasta hoy no está claro cuáles eran exactamente. Pero Reinhard está seguro de que todo saldrá bien. Así como logró convertir el monasterio benedictino en un hogar cálido para una gran y feliz familia.