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Aislamiento exterior de paredes
Desde el punto de vista de las leyes de la física de la construcción, la solución más adecuada para el aislamiento de paredes exteriores es colocar el material aislante al exterior de la estructura de cerramiento. Esta solución está relacionada con las propiedades del aire cálido, que puede contener una mayor cantidad de agua en estado de vapor, y al enfriarse la masa de aire se produce la condensación. El propósito del aislamiento exterior es desplazar lo que se conoce como el punto de rocío desde el interior de la pared hacia la capa externa de aislamiento.
Desde el punto de vista de las leyes de la física de la construcción, la solución más adecuada para el aislamiento de paredes exteriores es colocar el material aislante al exterior de la estructura de cerramiento. Esta solución está relacionada con las propiedades del aire cálido, que puede contener una mayor cantidad de agua en estado de vapor, y al enfriarse la masa de aire se produce la condensación.
El propósito del aislamiento exterior es desplazar lo que se conoce como el punto de rocío desde el interior de la pared hacia la capa externa de aislamiento. De este modo, la humedad que se forma allí no se acumulará en la pared, sino que se eliminará hacia el entorno exterior.
Para garantizar la eliminación de la humedad del aislamiento, existen varias soluciones. Una de las más populares es el revestimiento ventilado. En este artículo se tratará precisamente sobre este método de aislamiento de paredes exteriores.

Construcción de una fachada ventilada
El principio básico de una fachada ventilada es el siguiente: se fijan soportes de acero o aluminio a la base estructural (puede ser una pared de ladrillo, hormigón ligero o monolítico). Entre los soportes se instala una capa de aislamiento térmico, cuyo espesor se determina según cálculos térmicos.
Se monta un sistema de guías horizontales, verticales o combinadas sobre los soportes. Este sistema sirve como base para el revestimiento. Los materiales de revestimiento pueden ser granito cerámico, piedra natural, material compuesto o cajetines metálicos.
El elemento clave de esta fachada es la cámara de aire ventilada — el espacio entre la estructura de revestimiento y la capa de aislamiento. Normalmente, su tamaño es de 3 a 6 cm. No se recomienda hacer una cámara más ancha o más estrecha, ya que podría provocar un aumento excesivo o, por el contrario, una disminución de la velocidad del flujo de aire.
Una velocidad de aire excesivamente alta en la cámara ventilada puede provocar la emisión (expulsión) de fibras del aislamiento, mientras que una velocidad insuficiente no podrá eliminar el condensado ni secar adecuadamente el aislamiento. Las anchuras recomendadas de la cámara ventilada han sido determinadas experimentalmente mediante múltiples ensayos, y sus valores han sido confirmados mediante cálculos de verificación.
Características del aislamiento exterior de paredes en fachadas ventiladas
El aislamiento exterior de paredes en fachadas ventiladas presenta varias características distintivas. En primer lugar, todos los soportes se dividen en principales (portantes) y auxiliares. Los principales suelen colocarse bajo las aberturas de ventanas, mientras que los auxiliares se ubican encima. Esta división tiene como objetivo aumentar la resistencia al fuego de toda la fachada, ya que la carga de fuego máxima se concentra precisamente en el área sobre las ventanas.
En segundo lugar, la disposición de las guías debe ser un múltiplo de 60 cm. En la mayoría de los casos, el espaciado horizontal permanece en 60 cm, mientras que el vertical puede alcanzar hasta 180 cm. El espaciado de las guías depende del formato del material de revestimiento e influye indirectamente en el tamaño del aislamiento utilizado.
La lana mineral para fachadas ventiladas puede tener densidades entre 19 y 100 kg/m³. El requisito principal para el aislante es su resistencia a cargas aéreas prolongadas e inertes frente a la acción del agua.







