Cubierta inclinada

Una cubierta inclinada es un sistema de vigas de madera que se apoya en las paredes portantes del edificio, protegiendo toda la estructura de las influencias atmosféricas y sirviendo como medio de delimitación del espacio habitable bajo sus pendientes. La tarea de cualquier tejador experimentado consiste en realizar el trabajo de manera que la cubierta no solo agrade al propietario de la vivienda por sus características estéticas, sino que también sea práctica y fácil de mantener.

Preparación del sistema de cubierta

La base de una cubierta inclinada siempre es el forjado. Se sitúa sobre las paredes portantes del edificio y normalmente se realiza con vigas de madera de sección 50 x 150 mm. Si el espacio bajo el tejado va a soportar una carga importante, las vigas pueden fabricarse también con madera de sección 150 x 150 mm.

El mauerlat rodea todas las paredes portantes y forma un perímetro de soporte. También es necesario establecer una zona de soporte encima de las vigas del forjado, donde se instalarán los pilares que soportan el sistema de cerchas, así como preparar (taladrar) previamente en las vigas del forjado los puntos donde se encajará la base de la viga de cercha.

Las vigas sobresalen al menos 40 cm más allá de las paredes exteriores. El voladizo resultante protege las paredes y el cimiento del edificio de la lluvia y cualquier otra forma de precipitación, desde el punto de vista estético y de integridad estructural.

Las vigas (o viguetas) deben fabricarse idealmente con un solo trozo de madera. Si la distancia entre las dos paredes portantes más próximas es demasiado grande (y la longitud de la madera rara vez supera los seis metros), se permite unir dos trozos de madera. Para minimizar los efectos negativos de esta unión, se instalan entre las viguetas vigas transversales perpendiculares con un paso de 1 a 1,5 metros.

Los pilares que descansan sobre la viga de soporte deben unirse con una viga o tabla de 40 mm de espesor por encima, antes de comenzar la instalación del sistema de cerchas. La separación entre los pilares varía entre 0,6 y 1,2 metros y dependerá de la fuerza de la carga de viento y de la cantidad de nieve por metro cuadrado de cubierta en la región específica del país.

Instalación de las cerchas

Las cerchas se instalan directamente después de finalizar y levantar ambos frontones. No se puede instalar una cubierta inclinada antes de terminar los trabajos de instalación de los frontones, ya que existe el riesgo de que una cubierta incompleta sea arrancada del edificio por un fuerte viento.

El sistema de cerchas, apoyándose (y encajándose) en las vigas del forjado, se une en el punto del alero del tejado, mientras que los pilares solo actúan como soporte adicional. Para aumentar la rigidez de toda la estructura, las cerchas de cada fila se unen entre sí mediante una viga horizontal de 50 x 150 mm a la altura donde se prevé instalar el techo del espacio bajo el tejado.

En construcción, la estructura más estable y confiable es el triángulo. Precisamente este triángulo debe formarse después de instalar las cerchas y unirlas con la viga horizontal.

Instalación del revestimiento del tejado

La subestructura se realiza perpendicularmente a las cerchas, con tablones sin cepillar de 20–25 mm de espesor o con materiales laminados (contrachapado, OSB). La elección del método dependerá del tipo de revestimiento de tejado que se utilizará en un tejado específico.

Encima de la subestructura se coloca una membrana de impermeabilización con solape de al menos 15 cm, protegiendo la lana mineral que debe aislarse en el espacio entre las cerchas. Por dentro, las cerchas se cubren con una película de barrera de vapor y se decoran con paneles de yeso, madera de revestimiento o bloques de madera.

El material de cubierta se fija al soporte mediante diversos métodos. Si se trata de tejas metálicas u otro revestimiento de chapa metálica, las mejores opciones son los tornillos de tejado con arandelas de goma. Las cabezas de estos tornillos suelen pintarse del color del tejado. Las cubiertas de ondulina o fibrocemento se fijan en cada ondulación con clavos especiales con ranuras que impiden el retroceso del elemento de fijación del interior de la madera.