Bungalow en Hawái: cómo restauraron una antigua cabaña

El encantador pueblo bohemio de Paia en el norte de Maui es un paraíso para surfistas y kiteros.

George Hensler de California se mudó a la isla junto con su esposa Angela, cuando la pareja se retiró del negocio de la moda.

George ya había pasado semanas en la costa, cambiando temporalmente alojamientos. Finalmente descubrió una casa de madera original: entre la exuberante vegetación, literalmente al borde del agua.

George Hensler: "Sobre mí se puede decir que siempre siguo el viento". Actualizar el bungalow con su encanto hawaiano relajado requería soluciones que respetaran la belleza natural del lugar y el estilo de vida de los dueños. Sencillo y orgánico.

Para una renovación completa de la casa de un solo piso, se contrató a un equipo de Los Ángeles encabezado por Roberto Sosa, arquitecto y diseñador de interiores.

Él se encendió literalmente con las ideas de George, y pronto el plano del edificio fue completamente rediseñado, convirtiendo la antigua plantación abandonada en un oasis para viajeros modernos. La arquitectura insular tradicional apareció en todo su esplendor.

El sofá para la sala de estar al aire libre fue diseñado especialmente y armoniza con los sillones angulares de Pierre Jeanneret.

En un dúo creativo, el dueño y el arquitecto eligieron como material madera auténtica hawaiana de ohiá.

Decidieron mantener la terminación exterior, pero pintar el panelado de color verde oscuro en lugar del claro que solían usar según las tradiciones locales.

Inventaron puertas correderas de color madera roja para permitir más luz y permitir observar con frecuencia los alrededores: vale la pena.

Incluso diseñaron algunos accesorios de interiores en el espíritu de los diseñadores franceses clásicos del siglo pasado. Es en ese tiempo, según el dueño, donde se asentó su yo interno.

Renovaron la zona de comedor con ventanas desde el suelo hasta el techo y puertas correderas que ofrecen una vista lujosa. En Maui siempre hace un poco más o menos 27 grados Celsius, por lo que es posible estar al aire libre incluso durante todo un día. Cada día.

Un paso y la terraza al aire libre rodea todo el edificio hasta el océano.

Los nuevos espacios en ella están organizados para trasladar gran parte de la vida cotidiana al aire libre entre palmeras de coco, albicias y buganvillas.

Desayunar se puede hacer afuera, justo frente al umbral: las sillas son como en un viejo bistrot parisino.

El arquitecto propuso soluciones simples pero bien pensadas para llenar los espacios con la esencia del océano. Una parte de la terraza que da al jardín está vidriada: aquí es ideal para leer o soñar dulcemente en silencio antes de entrar al interior.

La luz entra en el interior del hogar como si lo llenara: el efecto es mantenido también por vigas de madera abiertas y una nueva terminación en madera de las paredes en tonos cálidos blancos.

La cocina espaciosa se diseñó con minimalismo: más es menos. Lámparas esféricas mate, estanterías abiertas para utensilios, armarios claros (en los que está integrado un refrigerador espacioso) y electrodomésticos en tono blanco equilibran los acentos: cobre, metal negro rústico de la ferretería y acero, madera sin tratar, vidrio vintage con cerámica.

Un toque moderno en el interior tradicional: encimeras de concreto pulido. La ventana sobre el lavabo es corredera.

Gracias a los techos altos tanto en la habitación como en las habitaciones de dormitorio, el aire entra con generosidad. El panelado horizontal, como en la terraza, es un refrán que honra las tradiciones locales.

Las puertas correderas dobles en la habitación principal se cierran desde dentro con cortinas blancas que deslizan sobre una guía de cornamusa: privacidad adicional si es necesaria.

Elementos vintage en la terminación de muebles de madera, pinturas (algunas creadas por el surfista y artista Pete Cabrina) y excelentes lámparas negras ayudan a dar vida a las líneas horizontales estrictas en la decoración de las paredes.

El arquitecto añadió detalles texturales a la habitación de dormitorio estricta: cabecera trenzada con algas marinas y persianas de bambú que no permiten olvidar que estás en una isla tropical. En la habitación principal el color acentuado es un fresco turquesa; en la de invitados, notas cálidas rojas y fucsia.

La textilería está bien pensada: sencillez, tacto, gráfica o acentos locales que no interfieren con la paleta general clara.

En la habitación de invitados, las estanterías integradas también funcionan como mesitas de noche.

Los alféizares anchos de ambas habitaciones están diseñados como espacios adicionales para descansar.

Baños luminosos y aireados crean una atmósfera de hotel de resort: estante integrado para toallas, grifos de latón, jabón colgante (soap on a rope) en forma de pez tropical.

El lavabo en la encimera de mármol fue solicitado especialmente para este proyecto.

Las ventanas metálicas correderas recibieron una segunda vida: trabajan como puertas y divisores de cabinas de ducha. En uno de los baños la azulejera es gruesa con un diseño geométrico. Otro baño está decorado con azulejos hexagonales pequeños dispuestos en filas.

El arquitecto logró sincronizar los espacios internos y externos para permitir que la vista pase fácilmente de las vistas oceánicas a la decoración del hogar.

En la fachada domina el verde: setos creados naturalmente con heliconias y lirios, o una ducha al aire libre bajo la sombra de los árboles. La patina en el grifo de cobre que se mezcla perfectamente con las paredes cuadradas de color verde-árbol, apareció literalmente al día siguiente con el aire salado: son las islas de Hawái, querido.

Un rincón modesto puede ser el favorito. La vegetación tropical de la antigua plantación permite sentirse totalmente aislado, observando los espectaculares paisajes de Maui.