Casa sueca con IKEA que te sorprenderá. ¿Entramos?

Todo sucedió como en la expresión rusa: si no hubiera felicidad, la desgracia ayudó. La suerte de la pequeña casa en las profundidades suecas fue decidida por el divorcio de su dueña.

Después del divorcio, la vida de Sesilia Engvall tomó un nuevo rumbo: vendió la casa en una de las islas del archipiélago de Estocolmo y decidió mudarse a la antigua casa familiar en el oeste de Suecia.

En los ochenta, Sesilia pasaba cada verano aquí con sus padres. Desde entonces ha conservado excelentes recuerdos de paseos junto al lago y cenas al aire libre. Ahora, cuando volvió a esta casa, deseaba convertirla en la casa de sus sueños.

Sus padres la apoyaron: aunque el área de la casa era reducida, solo 25 metros cuadrados, no dudaban que la casa antigua merecía una mejor vida. Juntos elaboraron un plan de cambios: Sesilia sabía exactamente lo que quería y su padre sabía dibujar muy bien.

Los cambios comenzaron con la replanificación: inicialmente la casa era de un solo piso y Sesilia decidió ampliarla para instalar una habitación en el segundo nivel.

Esto no resultó tan sencillo: según las nuevas normas introducidas en Suecia en 2014, una casa de 25 metros cuadrados que se usa como residencia permanente no puede tener más de cuatro metros de altura.

Después de negociaciones con el municipio, se obtuvo permiso para un metro adicional y colocar una escalera que conduzca al segundo piso sin ocupar demasiado espacio.

Para el sofá en la pequeña sala del primer piso, se encontró un espacio solo debajo de la escalera: justo en su curva se colocó el blanco EKTORP de IKEA. Además del sofá, no hay muebles grandes en la sala; Sesilia quería que nada interfiriera con el disfrute de la naturaleza.

Para mantener una sensación de aire en la casa, las paredes y la decoración fueron pintadas de blanco. La pareja perfecta está formada por diferentes tonos azules y los toques dorados añaden elegancia. Sesilia cree que en un espacio pequeño no debe haber demasiados colores.

La mayoría de los artículos fueron comprados en IKEA, algunos traídos de ferias de antigüedades. La elegante lámpara de cristal que cuelga en la sala de dos luces es una reliquia familiar.

Pero el tesoro principal se encuentra fuera de la casa, por eso su puerta está casi siempre abierta. Desde la terraza y también desde la sala se puede disfrutar del paisaje del lago y las montañas – por esta vista se realizaron todos los cambios.