Minería, fábrica, prisión: 5 hoteles de diseño que te encantarán

Los hoteles boutique no son solo una decoración diseñada, sino antes de todo una idea que se ha incorporado a la concepción. A veces paradójica: cuanto más disfrutas al verla desde todos los ángulos, mejor.

1. New Majestic Hotel, Singapur, 30 habitaciones

No, no es una mina ni una prisión. El hotel ubicado en el centro del cuartel chino de Singapur simplemente une con humor el día de ayer con el de hoy: esculturas chinas con sillas de Verne Pantone, muebles diseñados con estilo vintage.

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Todas las habitaciones son diferentes: algunas tienen salida a un pequeño jardín privado, otras tienen baños expuestos en terraza abierta, en otras la cama tiene un baldaquino extravagante y techo de seis metros. El restaurante está inspirado en la sala de comedor antigua de Singapur.

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2. Fabriken Furillen, isla Gotland, Suecia, 18 habitaciones

La península Furillen no es un lugar de vacaciones común: costas rocosas, gritos de pájaros que anidan en ruinas de antiguas canteras de caliza, no te encantarán si buscas entretenimiento. El desierto península atrae solo a quienes necesitan soledad y paz. El famoso director sueco Ingmar Bergman disfrutaba de descansar y trabajar en estos lugares.

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Fabriken Furillen garantiza el máximo aislamiento: la antigua mina de caliza convertida en hotel se encuentra en un campo desnudo. Hasta el pueblo donde llega el ferry desde el continente son 45 kilómetros. El ambiente en las habitaciones es ascético, con estilo IKEA. En el restaurante, que antes era la sala de comedor de la fábrica, aún cuelgan las cadenas oxidadas de los tiempos anteriores.

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Dos habitaciones “suite”, sin electricidad ni calefacción, están ubicadas en edificios industriales en la extremidad sur de la península; puedes llegar allí en bicicleta que el hotel te da gratis. Además del silencio y la calma, Fabriken Furillen sorprende a sus huéspedes con comida deliciosas en estilo “desde el huerto hasta la mesa”: vegetales y hierbas llegan directamente desde la granja propia.

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3. Hotel 25 Hours Hafencity, Hamburgo, Alemania, 170 habitaciones

La idea en general es esta: un marino cansado regresó a Hamburgo, arrojó los huesos salados por el mar en un hotel portuario y disfruta del calor y la comodidad. Para entretenerlo durante su estancia en la costa, 25 marineros de todo el mundo cuentan sus peligrosos viajes, tormentas salvajes, encuentros románticos y despedidas igual de románticas.

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En las habitaciones hay muebles de mercados callejeros, tableros que sirven como escritorio y mini bar, estanterías de libros hechas de escaleras de cuerda. El primer piso recrea la atmósfera del antiguo puerto de Hamburgo: cajas rotas, alfombras orientales antiguas. Pero esto solo es una estilización: el hotel tiene su propio muelle, totalmente moderno.

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4. Hotel Het Arresthuis, Rurmonde, Países Bajos, 40 habitaciones

A muchos les gusta obtener una dosis de adrenalina sin consecuencias negativas; a este tipo de personas está destinado Het Arresthuis, un lugar destacado del antiguo Rurmonde. La prisión fue abierta en 1862 y durante los primeros 150 años nadie pensó que aquí se pudiera descansar con comodidad.

En 2007 todo cambió. La prisión, ya cerrada, sufrió una gran reconstrucción. En lugar de 105 celdas aparecieron 40 habitaciones cómodas, incluyendo 12 suites y 4 super-suites – “del juez”, “del abogado”, “del director” y “del carcelero”, decoradas con tonos azules en memoria de la gorra formal hallada aquí del guardia de prisión. En la galería donde caminaban los guardias ahora se organizan banquetes.

5. Hotel La Purificadora, Puebla, México, 26 habitaciones

Aquí anteriormente se almacenaba hielo traído de las laderas montañosas. El comercio de este costoso producto prosperó en México hasta el final del siglo XIX y declinó cuando el hielo natural fue poco a poco sustituido por el artificial. El edificio construido en 1844 está protegido por la UNESCO como monumento arquitectónico colonial, por lo tanto el estudio mexicano Legorreta + Legorreta, que convirtió la antigua fábrica en un hotel moderno, tuvo que enfrentarse a muchas restricciones.

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Manteniendo intactas las antiguas paredes, los arquitectos lograron encontrar espacio tanto para un restaurante como para una barra en la azotea y hasta un gimnasio. La “chicha” del hotel es una piscina abierta de 30 metros con pared de cristal transparente, parecida a un gran bloque de hielo.

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