Villa Blanca en la Costa del Mar Mediterráneo

En su proyecto, los arquitectos del estudio Ramón Esteve se basaron precisamente en la ubicación única del objeto, planteando como objetivo destacar y potenciar las vistas panorámicas existentes, creando un entorno relajante y contemplativo que permita sentir profundamente el paisaje circundante.

La fachada orientada al mar está compuesta por varios volúmenes de concreto rectangular con paredes completamente vidriadas.

Las superficies verticales están delimitadas por largas consolas horizontales que se proyectan hacia el mar, formando terrazas a las que se conecta una gran terraza. Su característica constructiva radica en que no apoyan las paredes, sino que se ajustan entre ellas, creando tensión visual y produciendo una sensación paradójica de ligereza en un edificio masivo.

La fachada opuesta, la de entrada, es hermética e impervia. Está protegida por un sistema automatizado de persianas correderas hechas de madera Accoya blanqueada.

La identidad distintiva de la casa se debe a los materiales utilizados en su construcción. La textura del concreto blanco moldeado con madera y la textura de la madera blanqueada alcanzan una similitud tan notable que a veces son indistinguibles entre sí, como ocurre en los ventanales laterales.

El color blanco domina la construcción, con tonos blancos presentes en todos los detalles de la casa, diferenciándose únicamente por el material: ya sea concreto, madera, piedra o textil.