10 años en reparación: cómo una familia renovó un viejo hogar por sí misma

Los dueños de esta casa en los suburbios de Melbourne son Peter y Helen, con su hijo Hudson y dos perros Jeffrey y Byron. Ya hace diez años que ellos van paso a paso organizando su hogar de sus sueños. Y lo hacen bastante bien.

La casa ocupa dos pisos y tres niveles, con una pared trasera reemplazada por una gran ventana con salida al pool. Peter y Helen no cambiaron la distribución no típica, sino que decidieron hacerla una característica principal de la casa.

En el primer piso están ubicadas la sala comedor, cocina, baño y habitación de invitados. En el segundo piso del primer nivel se encuentra la sala de estar y dormitorio de los dueños. El estudio y el dormitorio de Hudson están en el segundo nivel.

Para Peter y Helen, su negocio familiar es la construcción. Ellos están seguros de que esta casa es el mejor proyecto entre todos los que han trabajado.

La idea de comprar una nueva casa surgió para los dueños cuando estaban en vacaciones después de un agotador año escolar.

En ese momento vivíamos en otra zona y cada vez teníamos que viajar 45 minutos en una dirección para llevar a Hudson a la escuela. Eso, en términos suaves, era agotador.

Después de las vacaciones Helen comenzó a buscar un nuevo lugar para vivir y casi inmediatamente encontró lo que necesitaban. Cuando los futuros dueños fueron a ver la casa, las opiniones se dividieron. La apariencia descuidada de la fachada y el antiguo acabado interior hicieron que Peter se apresurara a regresar al coche, pero Helen tenía otros planes.

Tomé su mano y le dije: “¿No ves lo que puede convertirse esto?”

Helen no podía apartar la vista de los techos altos hechos con paneles de pino y el amplio espacio interior. Convenció a su esposo de comprar la casa, y 30 días después se mudaron.

Durante el proceso de renovación, la pareja dividieron sus responsabilidades: Peter se encargó de la fachada y la parte exterior, mientras que Helen se enfocó en la distribución del espacio y el diseño interior. Durante los seis meses siguientes, la familia vivió en la casa anterior planeando lo que debía hacerse. Y desde entonces, durante diez años, poco a poco lograron ordenar todo —después del trabajo, los fines de semana e incluso en las vacaciones navideñas.

En el interior hay muchos elementos decorativos que dan ambiente. Para delimitar las zonas decidieron usar colores: tonos blancos y negros dividen el espacio en líneas verticales y horizontales.

La cocina se mantuvo en su estado original y aún no ha recibido actualizaciones. El único cambio fue que Helen pintó la parte superior de la barra y la parte inferior del mostrador en negro para contrastar con el blanco, creando una sensación de espacio y luz. Por cierto, la actualización de la cocina sigue siendo el tema principal para discusiones familiares.

Lo único que ambos queremos con certeza es hacer la cocina más grande.La barra de la cocina sirve también como superficie de trabajo y cortina, ocultando la lavadora, el horno microondas y los espacios de almacenamiento.

Gracias al vidrio panorámico en la sala de estar entra mucha luz. Una de las paredes se convirtió en un punto destacado y se decoró con una colección de fotos familiares y obsequios conmemorativos (ellos incluso la llaman “colección de amor”). Cerca del fuego que reúne a toda la familia en las noches frías.

En el dormitorio se mantuvo la misma gama de colores: los tonos negro y blanco combinados con maderas cálidas. Las paredes negras ayudaron a delimitar el espacio, además en las superficies verticales los tonos oscuros no parecen sombríos.

Las pinturas sobre la cama las hizo nuestro hijo cuando tenía seis años.

El dormitorio de Hudson está decorado considerando los intereses y deseos del adolescente de 16 años. Mínima cantidad de muebles y decoración, máxima cantidad de aire y espacio libre.

El baño, como la cocina, se mantuvo sin tocar. También dominan dos colores principales —blanco y negro— y el helecho verde aporta frescura al interior.