Antes y después: cómo transformamos nosotros mismos un casa de los años 40

Isabel Simons, editora de Remodelista, compartió su experiencia: ella y su familia se mudaron a una casa construida en los años 40 y comenzaron un gran trabajo de renovación. Para decirlo con palabras, nada había sido actualizado durante décadas y el trabajo era considerable.

En el momento de la mudanza, Isabel tenía un hijo recién nacido y una hija que apenas cumplía cuatro años. Por lo tanto, la tarea se volvió aún más compleja.

Interior de la sala de estar antes del remodelado

Después del remodelado

Al comprar la casa, estaba en un terrible estado: los padres de Brandon, esposo de Isabel, ni siquiera se atrevían a entrar. Todo el espacio estaba lleno con cosas de los antiguos dueños y olía a moho.

La familia contrató un equipo de constructores y comenzaron el trabajo. Debido a que no tenían experiencia previa, los experimentos resultaron difíciles y el proyecto tomó aproximadamente un año.

A Isabel le encantan los estilos minimalistas escandinavos, por lo que en su hogar intentó recrear algo similar. Pintaron las paredes de blanco, decidieron dejar el suelo como estaba. Lo que la molestaba era el tono: roble rojo. Por eso tuvieron que blanquear tres veces los suelos para lograr el tono adecuado.

En la sala de estar dejaron el espacio abierto: hay mucha luz gracias a las ventanas panorámicas y puertas correderas de vidrio que llevan directamente al patio.

Gran parte del mobiliario fue lijado, pintado y reforbido. Por ejemplo, la mesa de centro metálica estaba originalmente allí. Solo se le quitó la capa superior de pintura vieja. Los elementos decorativos los buscaban en mercados de pulgas y tiendas de antigüedades. Algunos los hicieron por sí mismos: por ejemplo, almohadas decorativas en el sofá.

En la zona de comedor hicieron una pequeña reconfiguración: eliminaron algunas particiones y conectaron el espacio con la biblioteca, sala de estar y cocina.

Espejo dorado vintage (que puede verse en la foto) lo encontró en una liquidación en Chicago. Estaba en un terrible estado: el fondo se había pudrido y tuvo que ser restaurado. La mesa para comedor también la encontraron en uno de los áticos de Chicago y se le dio un buen arreglo. Las lámparas sobre la mesa las hizo ella misma.

La cocina se decoró con una paleta en blanco y negro, e incluso se eligió la vajilla en colores correspondientes. Prefirieron estantes abiertos a sistemas cerrados de almacenamiento — aportan aire y ligereza al diseño.

Una de las habitaciones se dedicó a una biblioteca y se equiparon estanterías desde el suelo hasta el techo para no ocupar todo el espacio con estanterías.

Interior de la biblioteca antes del remodelado

Después del remodelado

En el dormitorio Isabel compró una cama con baldaquino y le pidió al carpintero que hiciera un nuevo cabecero. El esposo de la chica pintó por sí mismo el marco. La madre de Isabel cosió cortinas, y los canales fueron fabricados con tubos de cobre.

Esta es una antigua hamaca sueca hecha en el siglo XIX. Encajó perfectamente en el diseño del dormitorio infantil.

El ático se adaptó para convertirse en una oficina doméstica de Brandon, aumentando el área habitable con otros 42 metros cuadrados. Aquí tuvieron que trabajar duro e incluso instalar grandes ventanas panorámicas para permitir la entrada de luz natural.

Interior del ático antes del remodelado

Después del remodelado

La fachada de la casa cambió: fue recubierta con panelizado, se construyó un techo sobre la entrada y se reemplazó el techo con iluminación exterior. El terreno también fue transformado para que se ajustara al estilo de la casa.

Fachada de la casa antes del remodelado

Después del remodelado