¿Cómo luce la casa de Claude Monet y cómo pasar unas vacaciones allí?

Pequeña aldea de Jarnac, donde Claude Monet vivió y creó durante casi cuarenta años, está a 80 km de París. Las vistas locales se convirtieron en tema de 45 de sus cuadros. No es sorprendente que hoy los seguidores de su obra vengan a este lugar con ambiente para ver en persona los paisajes de las pinturas del artista.

Las obras de Monet son fáciles de reconocer por sus tonos claros característicos: trabajó con una paleta simple, y la naturalidad del color se logró usando una capa blanca o crema sobre el lienzo. Él consideraba que precisamente esta capa clara resaltaba la intensidad de los colores.

En esta aldea hay muchas cosas que ver: por ejemplo, el museo y jardín del artista, restaurantes acogedores y, por supuesto, la naturaleza. Puedes detenerte aquí no solo en un hotel, sino también en una de las casas que perteneció al propio Monet.

En 2016, la casa fue completamente renovada: en un área de 200 metros cuadrados se colocaron tres habitaciones y tres baños. Ahora dispone de todas las comodidades para los huéspedes, desde una lavadora hasta un sistema de alarma contra incendios. En el interior hay mucho mueble moderno, pero aún así los dueños lograron conservar la autenticidad.

Todo lo necesario para una vida cómoda está disponible aquí: electrodomésticos, cabinas de ducha, baños, camas con colchones cómodos. También se tomó cuidado para que el diseño fuera funcional para los huéspedes.

En cada habitación se colocaron cómodas y armarios, se planificó con cuidado la iluminación general y local. En una de las habitaciones, la cabina de ducha se ubicó directamente dentro de la habitación, lo que da un aspecto inusual y ahorra espacio.

Para que la atmósfera siga siendo única, los dueños conservaron gran parte de la decoración original de la casa.

Por ejemplo, el azulejo en la cocina y los suelos de madera en las habitaciones, la escalera del segundo piso y las puertas francesas dobles también solo fueron restauradas. En el interior hay mucho mueble y decoración antigua, lo que da una atmósfera especial: grandes cómodas de madera y espejos con marcos anchos.

Los dueños decoraron la casa siguiendo los mismos principios que Claude Monet aplicó en su pintura. El diseño inspirado en el impresionismo no puede ser sombrío, debe haber mucha luz y aire.

Tomaron como base el blanco: se hicieron no solo fachadas, sino también paredes internas claras. Se apostó por una abundancia de luz natural, se añadieron diferentes texturas, elementos decorativos llamativos y muchos detalles menores que conforman la imagen general de la casa.