Casa con antigüedades y muebles vintage

El lugar de Waikanae, donde decidió establecerse la decoradora Anna Begg, se considera uno de los más pintorescos de Nueva Zelanda, por lo que a la joven le tocó, al menos, una buena vista desde la ventana. Sin embargo, la casa de 400 metros cuadrados que adquirió parecía a Anna oscura e insignificante.

La casa era antigua, edwardiana, y los trabajos de reforma serían extensos. Sin embargo, la presencia de muchas ventanas con filigranas indicaba que el ambiente se llenaría de luz. Y por supuesto, dentro del hogar habría algo especial y con estilo, algo que no podía faltar en casa de una decoradora.

Así fue como salió. Primero Anna pintó las paredes y el techo de blanco, manteniendo algunas habitaciones con vigas oscuras en el techo, decorando los ventanales con tejidos claros y diseñando una paleta de tonos arena cálida para los suelos. La decoración cambió radicalmente.

En cuanto a estilo, la anfitriona no vaciló y decoró el interior en su dirección favorita de estilo vintage.

Antes de comprar la casa, Anna ya tenía un gran inventario de objetos antiguos con gran potencial. Algunos incluso son auténticos tesoros, por ejemplo, el escritorio donde estudiaba el abuelo de Anna en sus primeros años escolares o la mesa de periódicos de la India, hallada en una feria.

Por supuesto, llenar completamente la casa con objetos antiguos sería extraño, incluso si son muy atractivos. Anna mezcla el estilo vintage con muebles de viaje (como por ejemplo, un sillón colgante de mimbre en la sala que trajo desde Bali), y complementa con piezas provenientes de su tienda de antigüedades.

La decoradora está convencida de que es mejor comprar un objeto de diseño interior caro y atemporal al año, en lugar de renovar con frecuencia el ambiente con artículos baratos que pierden rápidamente su actualidad. Parece que tiene razón.