Modelos de casas modernas amarillas

Casas amarillas: mucho más allá del color

Al pensar en pintar una casa con un color específico, inmediatamente nos enfocamos en la cuestión estética y las posibles combinaciones con otros colores y materiales.

Pero también hay otro aspecto de los colores que debemos considerar al elegirlos. Nos referimos a las emociones y sensaciones que pueden transmitir los colores. ¿Quién dice que esto no es psicología de los colores?

Según esta ciencia dedicada al estudio de los colores y su influencia en la psique humana, todos los colores afectan al cerebro de alguna manera, positiva o negativamente, dependiendo de cómo se utilicen.

No es sorprendente que la publicidad ya hace años use este recurso para vender productos y conceptualizar marcas. En el caso del color amarillo, siempre está estrechamente asociado con el sol. Pregunta a cualquier niño que dibuje un sol: automáticamente lo pintará de amarillo.

¿Y qué recuerda el sol? Luz, calor, cuidado, receptividad, alegría, verano y buen humor. Por lo tanto, la fachada de una casa amarilla puede transmitir las mismas sensaciones. Sin embargo, el color amarillo también tiene un lado más problemático, por así decirlo.

El color se asocia con el miedo (¿recuerdas la expresión “amarillo de miedo”?), e incluye una señalización de alerta para el cerebro (semáforos, símbolos de radiación y otros).

Por lo tanto, siempre es importante equilibrar el uso de los colores, ya sea con otros colores o haciendo hincapié en tonos más claros o oscuros, para controlar estos “efectos secundarios”.