Casa de verano con historia romántica

Actualmente los propietarios de la cabaña son los cónyuges Chessa y Steve Osborne, que vienen aquí cada verano. Esta casa es más que una casa: sin ella, Chessa no estaría en este mundo. Hace 50 años su abuela y abuelo compraron esta parcela de tierra para construir una casa de campo. Durante la construcción necesitaron ayuda, y por eso contrataron a un joven arquitecto. Él se enamoró de la hija de los clientes y se convirtió en padre de Chessa.

Actualmente ya no están la abuela y el abuelo, pero aún así venimos aquí y seguiremos viniendo por muchos años más.

Actualmente esta casa guarda la memoria de todos los miembros de la familia. Las generaciones posteriores se reúnen aquí bajo el mismo techo con frecuencia. El diseño no ha cambiado desde entonces: dos pisos, dos terrazas, dos dormitorios y una cocina combinada con la sala de estar, el hogar sigue siendo igual que cuando estaba en manos de la abuela y el abuelo. Sin embargo, la decoración ha sido modernizada. Las ventanas panorámicas y puertas ofrecen vistas al océano y llevan a la terraza donde se coloca el comedor, especialmente agradable para reunirse con toda la familia en verano.

En verano vamos al océano, caminamos por la ribera de piedra, a veces colocamos redes para cangrejos. En otoño recolectamos hongos por pequeños senderos de ciervo.

En la casa también hay novedades: por ejemplo, hace 15 años aquí no había electricidad. Pero después de instalar paneles solares en el techo, se pudo llevar la electricidad.

En el interior de la casa hay mucho madera. El suelo está hecho con cedro resistente de muchos años, las fachadas de la mobiliario también están hechas con él. Los sillones, sofás y sillas están hechos de rattan y lino: la mueblería tejida de los años 70 era muy querida por la abuela de Chessa.