Casa con sala de estar espaciosa y cocina invisible

Esta luminosa casa en el nordeste de Cataluña, con tres dormitorios y una excelente vista a los Pirineos, fue diseñada por la diseñadora y decoradora Marta Tobella del estudio arquitectónico español Sacum.

A los clientes no les interesaba obtener un simple refugio invernal. Vislumbraban en el futuro un interior más urbano, aunque no sin toques encantadores de estilo chalet. Por ello, Marta dedicó mucho tiempo a la distribución espacial, al uso de tejidos cálidos y táctiles y a una delicada manipulación de la madera.

Este último se encuentra en abundancia. La madera predominante es pino (usado para el acabado del techo y parte de la mobiliario) y tablas de roble, que cubren el suelo. La diseñadora no es partidaria de la madera blanqueada tan popular en soluciones rurales actuales, por lo que los tonos naturales del pino y roble se atenuaron apenas.

El trabajo fue minucioso. Primero se pulió el pino y la madera de él cuidadosamente, después se aplicó un barniz con tono de nuez y finalmente se pasó una capa de pintura gris. El roble envejecido del suelo se recubrió con un barniz incoloro. En combinación con otras maderas y accesorios como abajurillos de mimbre y canastas, así como textiles acogedores y texturizados, el interior adquirió múltiples matices cálidas y sutiles, y en general la madera se ve suave e indiferente.

Para que al reunirse en la sala de estar cada uno pueda disfrutar del paisaje panorámico de las montañas, Marta «desplegó» toda la distribución del espacio hacia las ventanas. Además, la diseñadora decidió hacer que el ambiente estuviera lo más alejado posible de los tratos cotidianos, ocultando la cocina (en realidad una pequeña habitación para cocinar) tras un vidrio opaco. «Esto también sirve para sorprender ocasionalmente a los invitados que hasta el último momento no sabrán qué hay para cenar o almorzar», explica Marta.

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